viernes, 30 de marzo de 2012

LA ESENCIA, EL EGO Y LA PERSONALIDAD

ARTICULO 01: 

 Lo que hace bello y adorable a todo niño recién nacido es su Esencia; ésta constituye en sí misma su verdadera realidad...
El normal crecimiento de la Esencia en toda criatura, ciertamente es muy residual, incipiente...
El cuerpo humano crece y se desarrolla de acuerdo con las leyes biológicas de la especie, sin embargo tales posibilidades resultan por sí mismas muy limitadas para la Esencia...
Incuestionablemente la Esencia sólo puede crecer por sí misma sin ayuda, en pequeñísimo grado...
Hablando francamente y sin ambages diremos que el crecimiento espontáneo y natural de la Esencia, sólo es posible durante los primeros tres, cuatro y cinco años de edad, es decir, en la primera etapa de la vida...
La gente piensa que el crecimiento y desarrollo de la Esencia se realiza siempre en forma continua, de acuerdo con la mecánica de la evolución, más el Gnosticismo Universal enseña claramente que esto no ocurre así...
Con el fin de que la Esencia crezca más, algo muy especial debe suceder, algo nuevo hay que realizar...
Quiero referirme en forma enfática al trabajo sobre sí mismo. El desarrollo de la Esencia únicamente es posible a base de "trabajos conscientes y padecimientos voluntarios"...
Es necesario comprender que estos trabajos no se refieren a cuestiones de profesión, bancos, carpintería, albañilería, arreglo de líneas férreas o asuntos de oficina ...
Este trabajo es para toda persona que ha desarrollado la personalidad; se trata de algo psicológico...
Todos nosotros sabemos que tenemos dentro de sí mismos eso que se llama "ego", "mi mismo", "si mismo"...
Desgraciadamente la Esencia se encuentra embotellada, enfrascada, entre el Ego y esto es lamentable...
Disolver el "yo psicológico", desintegrar sus elementos indeseables, es urgente, inaplazable, impostergable... Este es el sentido del trabajo sobre sí mismo.
Nunca podríamos libertar la Esencia sin desintegrar previamente el "yo psicológico"...
En la Esencia está la Religión, el Buddha, la Sabiduría, las partículas de dolor de nuestro Padre que está en los cielos y todos los datos que necesitamos para la Autorrealización Intima del Ser.
Nadie podría aniquilar el "yo psicológico" sin eliminar previamente los elementos inhumanos que llevamos dentro...
Necesitamos reducir a cenizas la crueldad monstruosa de estos tiempos; la envidia que desgraciadamente ha venido a convertirse en el resorte secreto de la acción; la codicia insoportable que ha vuelto la vida tan amarga; la asqueante maledicencia; la calumnia que tantas tragedias origina; las borracheras; la inmunda lujuria que huele tan feo; etc., etc., etc...
A medida que todas esas abominaciones se van reduciendo a polvareda cósmica, la Esencia además de emanciparse, crecerá y se desarrollará armoniosamente...
Incuestionablemente cuando el "yo psicológico" ha muerto, resplandece en nosotros la Esencia.
La Esencia libre nos confiere belleza íntima; de tal belleza emanan la felicidad perfecta y el verdadero Amor...
La Esencia posee múltiples sentidos de perfección y extraordinarios poderes naturales...
Cuando "morimos en sí mismos", cuando disolvemos el "yo psicológico", gozamos de los preciosos sentidos y poderes de la esencia.



ARTICULO 02: LOS DIFERENTES YOES
El mamífero racional equivocadamente llamado hombre, realmente no posee una individualidad definida.
Incuestionablemente esta falta de unidad psicológica en el humanoide, es la causa de tantas dificultades y amarguras.
El cuerpo físico es una unidad completa y trabaja como un todo orgánico, a menos de estar enfermo.
Empero, la vida interior del humanoide en modo alguno es una unidad psicológica.
Lo más grave de todo esto, a despecho de lo que digan las diversas escuelas de tipo seudo-esotérico y seudo-ocultista, es la ausencia de organización psicológica en el fondo mismo de cada sujeto.
Ciertamente en tales condiciones, no existe trabajo armonioso como un todo, en la vida interior de las personas.
El humanoide, respecto de su estado interior, es una multiplicidad psicológica, una suma de "yoes".
Los ignorantes ilustrados de esta época tenebrosa, le rinden culto al "yo", lo endiosan, lo ponen en los altares, lo llaman "alter ego""yo superior""yo divino", etc., etc., etc.
No quieren darse cuenta los "sabiondos" de esta edad negra en que vivimos, que "yo superior" o "yo inferior", son dos secciones del mismo Ego pluralizado...
El humanoide no tiene ciertamente un "Yo permanente" sino una multitud de diferentes "yoes" infrahumanos y absurdos.
El pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, es semejante a una casa en desorden donde en vez de un amo, existen muchos criados que quieren siempre mandar y hacer lo que les viene en gana...
El mayor error del pseudo-esoterismo y pseudo ocultismo barato, es suponer que los otros poseen o que se tiene un "Yo permanente e inmutable" sin principio y sin fin...
Si esos que así piensan despertaran consciencia aunque fuese por un instante, podrían evidenciar claramente por sí mismos, que el humanoide racional nunca es el mismo por mucho tiempo...
El mamífero intelectual desde el punto de vista psicológico, está cambiando continuamente...
Pensar que si una persona se llama Luis es siempre Luis, resulta algo así como una broma de muy mal gusto...
Ese sujeto a quien se llama Luis tiene en sí mismo otros "yoes", otros egos, que se expresan a través de su personalidad en diferentes momentos y aunque Luis no guste de la codicia, otro "yo" en él -llamémosle Pepe- gusta de la codicia y así sucesivamente...
Ninguna persona es la misma en forma continua, realmente no se necesita ser muy sabio como para darse cuenta cabal de los innumerables cambios y contradicciones de cada sujeto...
Suponer que alguien posee un "Yo permanente e inmutable" equivale desde luego a un abuso para con el prójimo y para consigo mismo...
Dentro de cada persona viven muchas personas, muchos "yoes", esto lo puede verificar por sí mismo y en forma directa, cualquier persona despierta, consciente...




ARTICULO 04: EL QUERIDO EGO
Como quiera que superior e inferior son dos secciones de una misma cosa, no está de más sentar el siguiente corolario: "yo superior" o "yo inferior" son dos aspectos del mismo Ego tenebroso y pluralizado.
El denominado "yo divino" o "yo superior", "alter ego" o algo por el estilo, es ciertamente una triquiñuela del "mi mismo", una forma de autoengaño.
Cuando el "yo" quiere continuar aquí y en el más allá, se autoengaña con el falso concepto de un "Yo Divino Inmortal"...
Ninguno de nosotros tiene un "Yo" verdadero, permanente, inmutable, eterno, inefable, etc., etc., etc.
Ninguno de nosotros tiene en verdad una verdadera y auténtica Unidad de Ser; desafortunadamente ni siquiera poseemos una legítima individualidad.
El Ego aunque continúa más allá del sepulcro, tiene sin embargo un principio y un fin.
El Ego, el "yo", nunca es algo individual, unitario, unitotal. Obviamente el "yo" es "yoes".
En el Tíbet Oriental a los "yoes" se les denomina "agregados psíquicos" o simplemente valores, sean estos últimos positivos o negativos.
Si pensamos en cada "yo" como una persona diferente, podemos aseverar en forma enfática lo siguiente: "Dentro de cada persona que vive en el mundo, existen muchas personas".
Incuestionablemente dentro de cada uno de nosotros viven muchísimas personas diferentes, algunas mejores, otras peores...
Cada uno de estos "yoes", cada una de estas personas, lucha por la supremacía, quiere ser exclusiva, controla el cerebro intelectual o los centros emocional y motor cada vez que puede, mientras otro lo desplaza...
La doctrina de los muchos "yoes" fue enseñada en el Tíbet Oriental por los verdaderos clarividentes, por los auténticos iluminados...
Cada uno de nuestros defectos psicológicos está personificado en tal o cual "yo". Como quiera que tenemos millares y hasta millones de defectos, ostensiblemente vive mucha gente en nuestro interior.
En cuestiones psicológicas hemos podido evidenciar claramente que los sujetos paranoicos, ególatras y mitómanos, por nada de la vida abandonarían el culto al querido Ego.
Incuestionablemente tales gentes odian mortalmente la doctrina de los muchos "yoes".
Cuando uno de verdad quiere conocerse a sí mismo, debe auto-observarse y tratar de conocer los diferentes "yoes" que están metidos dentro de la personalidad.
Si alguno de nuestros lectores no comprende todavía esta doctrina de los muchos "yoes", se debe exclusivamente a la falta de práctica en materia de auto-observación.
A medida que uno practica la auto-observación interior, va descubriendo por sí mismo a muchas gentes, a muchos "yoes", que viven dentro de nuestra propia personalidad.
Quienes niegan la doctrina de los muchos yoes, quienes adoran a un "yo divino", indubitablemente jamás se han auto-observado seriamente. Hablando esta vez en estilo socrático diremos que esas gentes no sólo ignoran sino además ignoran que ignoran.
Ciertamente jamás podríamos conocernos a sí mismos, sin la auto-observación seria y profunda.
En tanto un sujeto cualquiera siga considerándose como Uno, es claro que cualquier cambio interior será algo más que imposible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario